martes, 7 de abril de 2015

Léeme deprisa.

Bailamos desenfrenados cuando no tenemos miedo a que nos miren y nos cogemos de la mano porque no sabemos usar los bolsillos. Me miras a los ojos porque quieres verte en ellos, y me besas la mejilla queriendo huir de tus labios. Basta. Este vaivén de no saber en qué curva vas a estrellarte me mata, y la incertidumbre de donde estarás mañana me agota. Y es que desisto de amar a una sombra, un fantasma que me engaña y me despista... o quizás sea yo la inconsciente y única culpable de haber sido remolcada por tu marea y de encontrarme en este pozo del que nunca vas a sacarme.
Solo me queda rendirme al tiempo y guarecer a cualquiera que sea el ulterior efecto.

sábado, 16 de agosto de 2014


Ayer tropecé con un genio, y le conté que mi sueño era borrar todo rastro de cobardía que hubiera en mis entrañas (como el miedo a las arañas).

Quisiera aletear las pestañas, y no preocuparme de viajar mis pupilas de un lugar a otro con el miedo de que las interceptaran; reir de la nada, saciar cada antojo y hacer un manojo con todos mis complejos; romper un espejo, descubrirme en los trozos y bailar sobre la tumba de alguien famoso. 
Arden mis ganas, me queman la tripa, y esperan impacientes hacer algo osado. Por otro lado, la conciencia replica, insiste en que es lo mismo ser malvada que atrevida. Si ella supiera lo aburrida que es, lo fácil que sería apartarla con violencia y atraparla en una esquina... Conciencia cansina, tímida mas altiva, que acecha escondida sin que nadie la perciba...
Que alguien me diga cómo escapar de la indecisión y dónde hallar arrojo, esconder el enojo, matar el tiempo y teñir el cielo de rojo; enseñadme a galopar a lomos del riesgo, que me guíe, nos desvíe, me haga su musa... y así como a tantas me trate de ilusa, buscando aventuras en mentes difusas. 

sábado, 5 de julio de 2014

Crónica de una inspiración que va y viene

Muchas cosas empiezan con una hoja en blanco y una canción bonita. En cierto momento sientes que algo te inunda, aunque en mi caso nunca logro distinguir si se trata de inspiración o una consecuencia directa de la música que sale de los auriculares (la cual es proporcional a la emotividad que esta desprenda).
En estos casos, lo mejor es tener a mano tu propia medicina. Y no hablo de productos químicos que se deslizan amargamente por nuestras gargantas, sino una puerta de escape tan personal como intangible.
Lo malo de esta salida es que la raza humana es tan estúpida que cae en la tentación de echar la llave en algun punto cúspide de sus vidas para después tirarla a un río metafórico de profundidad infinita, en un acto que está, aunque rebose romanticismo, lleno de desconocimiento.
Lo bueno es que hay momentos en los que la voz que llevamos siempre con nosotros, esa que se siente pequeña, ignorada, insignificante, inútil... resurge. Sin más. Es fácil saberlo porque tu escala de necesidades se reduce a dejar que fluya como si consistiera en poesía, tres o cuatro notas de piano que se repiten, y al mismo tiempo dan la sensación de ser diferentes. Sin restricciones, censuras, puntos ni comas, tropezones, correcciones... llenas de ti.

martes, 27 de mayo de 2014

Eh:

Chateau de Chenonceau - Loire Valley - France
Qué jodido es enamorarse de un lugar... de su gente, cielo, olor y el mecer del viento que te acuna entre hojas caídas y retales de recuerdos. 
Si lo piensas resulta desgarrador, sabiendo que allí tu presencia es irrelevante, y ni el callejón más pobre, sencillo y solitario te devolverá las miradas.
Te recordarán los colores en tus noches más frías que nunca seréis el uno del otro, es más, te harán sentir la impetuosa necesidad de insistir en la búsqueda del lugar perfecto.
Es duro, sí, pero inevitable. Puede que mañana lo encuentres, quizás estés en él... o, quién sabe, tu destino es buscarlo de por vida.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Heridas de su propia guerra.

Forget pain op We Heart It http://weheartit.com/entry/86548151Es irónico que, cuanto más fuerte te crees, más fácil es derribarte. Escondes tu vulnerabilidad en tres tristes folios y dejas que la tinta se gaste, vuele, suba y baje... porque tú no puedes. Curvas tus labios en una sonrisa vacía y la congelas hasta que todos se dan la vuelta... entonces te frotas el brazo en  busca de inspiración y algo de suerte que te ayude a terminar el día. Te convences de eres feliz, y lo finges muestras, con la esperanza de que llegue un buen sastre y cosa cada una de tus grietas con pseudoamor... porque te conformas con eso.
Deja de considerarte indescifrable, que cada cual tiene su Piedra de Rosetta esperándole en alguna parte. Solo déjale aparecer. Sabes que tienes en quién confiar, pero temes que vean tu debilidad y se burlen en lugar de darte fuerzas, que es de lo que se encargan los amigos. Lloras en silencio, pensando que no tienes a nadie más que a la almohada, y ahogas tu desesperación en libros y la cuchilla de un sacapuntas. Construyes un precioso tejado sobre una estructura frágil de mentiras disfrazadas de promesas, que se desploman con cada soplo de realidad. Y te miras al espejo, siendo incapaz de ver algo más que una extraña, alguien de quien quieres alejarte, que te duele y te humilla, te insulta y menosprecia, te hiere física y emocionalmente, te odia, te recuerda que el pasado sigue persiguiéndote en las sombras y que tú eres tú... y nadie puede cambiarte, salvo tú misma.




Y aunque no lo sienta, puedo entender el dolor.


lunes, 25 de noviembre de 2013

Un año de alegorías

Qué diferente es este otoño, comparado con el año pasado.
Hay menos hojas en el suelo pisadas, mojadas, rotas.
Y eso que los árboles siguen desnudos.

Cuántas cosas cambian de un invierno a otro.
El tiempo, las ganas, la ropa, el cielo, mis sábanas.
Y cada día anochece más deprisa.

Efímera, intangible y caprichosa primavera,
que tras cada amanecer parece haber más flores,
impacientes por alguien que llegue y las mime.

Y el verano, dios de los principios y diablo de los finales.
El que más dura, el que más rápido se pasa...
como todo de lo que es testigo.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Seamos poesía

Puede que lo que me apetezca es
empezar siendo la primera palabra del
poema para, poco a poco, ir creando
estrofas a nuestra medida.

Perdernos en la métrica de los besos,
haciendo sinalefas hasta que el sol
salga, o si lo prefieres, caricias.

Recitar hasta que se nos sequen las
gargantas, abrazarnos como si de rimas
nos tratásemos, y a ser posible, infinitas.

Y versar minutos tan bellos que podamos
asegurar que no es simple lluvia lo que
nos moja, sino las nubes, que se han
emocionado al escucharnos.


miércoles, 20 de febrero de 2013

¿Es tan malo caer si no sabes lo que hay al fondo?

El sonido que hace la lluvia...
Sí, me recuerda a ti. Y a mi. Me recuerda al tiempo y a la duda, a la distancia y a tímidas sonrisas sin más testigos que el silencio, a la luz de una pantalla y el sonido precipitado de unas teclas en medio de la oscuridad... El sonido de la lluvia es sinónimo de lágrimas huecas, de rubores y de miedo, miedo a tus pupilas clavadas en mis pecas, al roce de tus labios sobre mi cara, a cosas que jamás pasaron... temor a perderte sin haberte tenido nunca. El sonido al chocar con la acera... fundiéndose con el asfalto, como dos enamorados que se persiguen por las grietas del suelo, jugando, libres. Ese ritmo que castiga mis oídos, haciéndome pensar en algo que nunca estuvo presente, que me obligan a abrir los ojos de repente, húmedos, tristes, llenos de desintegrada esperanza. El sonido de la lluvia, que me calma y me agita, me hace tener miedo y perderlo al instante, que me acompaña y me deja sola, en una calle llena de gente que no repara en mi presencia, y me tengo que conformar con la incomprensión mientras tenga la posibilidad de perderme en un abismo.

ESPECIAL GIFS - Un bolígrafo sin tinta

~especial gifs~


Hay días en los que me siento muy vacía, en los que casi puedo notar la presión que hacen mis párpados para cerrarse, y el aire sale y entra de mi tan limpiamente que parezco hueca.


Hay días en los que mi cansancio no se puede describir con palabras, ni gestos, ni sonidos, dibujos, solo quiero tumbarme en la cama y dormir hasta  que caiga el sol y después, quien sabe, perder el tiempo.


Hay días en los que nada me puede hacer reír o esbozar una sonrisa, soy una hoja seca, de las que suenan al pisarlas como cuando rasgas un folio.


Hay días en los que mi ánimo cambia por horas, mi cabeza permanece quieta por fuera y no para de girar por dentro, no sé ni donde estoy, ni de donde vengo. Días en los que todo sabe igual, a papel reciclado.


Hay días en los que me siento débil y parezco un alma en pena, una niña con muchas preguntas y ninguna respuesta, demasiadas dudas y nadie que las escuche, así es como me siento a veces.


Hay días en los que me duele todo el cuerpo, tanto que el simple roce de la ropa me hace daño en la piel, haciéndome creer que estoy enferma, y me viene constantemente a la cabeza el pensamiento de la muerte.


Hay días en los que a nada le veo sentido, las palabras me suenan distintas, el azúcar sabe a sal y cuando quiero ir hacia arriba acabo en el suelo. Me confundo hasta con mi nombre, las palabras se enredan en mi lengua como serpientes, y duele.


Hay días en los que tengo los ojos vidriosos, y no por estar triste o resfriada. Todos me preguntan si estoy bien haciendo que me preocupe por mi estado de salud. Gracias a dios, es un simple estado de ánimo.


Hay días en los que trago mentiras y escupo verdades, guardo secretos de extraños bajo llave y suelto estupideces como si fuesen mariposas. Entonces valoro poder ser confidente y me doy cuenta de que es mi mayor virtud.


Hay días en los que sonrío por parecer una idiota amargada e ignoro a todo el mundo. Simplemente no me apetece escuchar cosas que no me importan y estarían mejor guardadas dentro de su garganta, muy muy al fondo.


Hay días en los que absolutamente todas las cosas que me pasan hacen que los ojos se me empañen, y por más que insista en que en serio no me pasa nada, continúan preguntándome qué me ocurre. Esos días sólo quiero gritar que me dejen tranquila, pero luego paro a pensar y agradezco que se preocupen por mí y que me demuestren lo mucho que les importo.


Hay días en los que me pongo tremendamente nerviosa y todo me sienta mal, me pongo violenta si algo me molesta y pego voces hasta a gente que no conozco. Es el peor momento para que alguien me empuje por el pasillo, me diga algo borde, o me mire con asco. Sencillamente en esos días soy un volcan.

Hay días en los que escucho cosas que no quería oír. Intento que las palabras entren por un lado y salgan por otro, pero es imposible, me siento frágil.


Sin embargo, hay días en los que estoy feliz. Aunque no se vea, me siento luz por fuera y por dentro, sonrío a todo el mundo y no necesito fingir para que vean que estoy a gusto conmigo y con el resto del mundo.


El lado malo de estos días es que cuando me pongo a escribir en un folio cómo me siento el bolígrafo no escribe, la mano me duele, las lineas se tuercen, se me gastan las hojas, encuentro imposible plasmar mis sentimientos con precisión o las palabras simplemente no me salen.
Hay días en los que me siento como un bolígrafo sin tinta.


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Tengo que hacer más de estas, me gustan demasiado ñskjdaslkfn












domingo, 15 de abril de 2012


A veces me odio, otras me encanto. Es ley de vida, aunque existan personas que se salten las normas.

jueves, 30 de junio de 2011

Cuerdas Vocales

Todos, absolutamente todos, pensamos cosas diferentes, divertidas, originales, son sentido, maravillosas, crueles, solidarias, sin ninguna importancia, pero ¿les damos buen uso? Quiero decir, cuando estas en un grupo de amigos escuchando una conversación, de repente se te ocurre algo ingenioso que decir, pero raras veces lo sacamos al exterior. A veces es por no interrumpir, otras es por no parecer estúpid@, otras es por pereza... no debe de ser así. Hay un derecho, para nada efímero ni producto de leyendas urbanas, que se llama libertad de expresión. Como toda ley, tiene sus límites, y aunque no lleguemos a sobrepasarlos nosotros también deberíamos ponernos nuestros propios límites, ¿no crees? De eso va el tema, de no tener miedo a expresarte, transmitir tu ideas, experiencias, bromas y cosas del estilo. El ser humano está echo para ser modificado por el tiempo, para mejorar en todos sus aspectos, incluidos los sociales. Debes relacionarte, no con todo el mundo, pero si con una o dos personas como mínimo. Tienes que sacar afuera eso que reprimes sin ninguna necesidad, dejar la timidez a un lado y confiar en alguien, en tu familia, amigos, o quien tu elijas. Es como una bolsa de la compra. Si tu empiezas a meter manzanas y siempre las dejas ahí, llegará el momento en que las manzanas se pudran y la bolsa se rompa. Usa este ejemplo contigo mism@, ¿ves como es más satisfactorio ir repartiendo esas deliciosas manzanas a la gente que quieres en vez de que se pudran en tu bolsa?


Att, LifeGoesOn


"La libertad es un bien común y, mientras no participen todos de ella, no serán libres los que se creen tales" Miguel de Unamuno, Filósofo y escritor español (1864-1936)