sábado, 16 de agosto de 2014


Ayer tropecé con un genio, y le conté que mi sueño era borrar todo rastro de cobardía que hubiera en mis entrañas (como el miedo a las arañas).

Quisiera aletear las pestañas, y no preocuparme de viajar mis pupilas de un lugar a otro con el miedo de que las interceptaran; reir de la nada, saciar cada antojo y hacer un manojo con todos mis complejos; romper un espejo, descubrirme en los trozos y bailar sobre la tumba de alguien famoso. 
Arden mis ganas, me queman la tripa, y esperan impacientes hacer algo osado. Por otro lado, la conciencia replica, insiste en que es lo mismo ser malvada que atrevida. Si ella supiera lo aburrida que es, lo fácil que sería apartarla con violencia y atraparla en una esquina... Conciencia cansina, tímida mas altiva, que acecha escondida sin que nadie la perciba...
Que alguien me diga cómo escapar de la indecisión y dónde hallar arrojo, esconder el enojo, matar el tiempo y teñir el cielo de rojo; enseñadme a galopar a lomos del riesgo, que me guíe, nos desvíe, me haga su musa... y así como a tantas me trate de ilusa, buscando aventuras en mentes difusas. 

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